Todos sabemos que el cliente es infiel, esta muy informado, es soberano y hace lo que le viene en gana y ese es su derecho. Lo que ocurre ahora es que además está cabreado.
Le cae una pandemia o dos si son pequeñas, guerra, inflación, desinformación, políticos en los que no puede confiar…
¿En que creer, en las marcas? ¿En las empresas? ¿En las personas? Pues si, pero con muchas comillas. Ahora el cliente sigue sin aguantar una mentira, eso nunca lo ha tolerado pero lo nuevo y como está estresado y cabreado es que no aguanta que le seas indiferente. Eso ya genera un enfado morrocotudo. Esto es lo que ha cambiado, que no te tolera ni una y que te las coge al vuelo.
Solo te queda una amigo, y a mi no me parece mal. Tienes que ser excelente, maravilloso, diferente y estar continuamente provocando efecto Wow sin bajar la guardia nunca. Apasionante…
A mi me pasa, yo también soy cliente y también estoy cabreado. En cuanto el proveedor no me atiende o no me presta la atención necesaria o me tiene como a uno más o no me dedica tiempo y recursos o si no le intereso y no me lo dice, me enfado.
Y esto pasa hacia las empresas, hacia las marcas pero sobre todo hacia las personas y su trato.
Estamos en la era de la prisa, las soluciones rápidas y en la era del cliente, de verdad, de atención y servicio omnicanal , rápido, efectivo personalizado y excelente. Si no lo das todo en este aspecto, otros se van a llevar al cliente, simplemente por que han trabajado mejor.
Haz un plan de experiencia de cliente, entrena a tu equipo en atenderle y en anticiparse a sus necesidades, mide su satisfacción y provócale con cosas nuevas y a su medida. Todo menos ser indiferente. El imperio romano cayó por la complacencia y tu y yo somos bastante más pequeños.
Insisto no me parece mal. Hablamos mucho de poner al cliente en el centro, pero lo que acaba de cambiar es que él mismo se ha puesto en el centro y va a demostrar quién manda.